Desde pequeñitos siempre ha habido una palabra que nos
revuelve el estómago, que nos envuelve en un desasosiego total, que nos hace
ser traviesos y saca lo peor o mejor de nosotros, esa palabra es “lo
prohibido”.
Ya en la biblia comenzó esa excitación, cuando Adán y Eva
muerde el fruto prohibido, siendo expulsados del reino de los cielos, pecadores
al instante, pero entre nosotras, creo que lo disfrutaron, una manzana tan roja
y tan buena, mmm, lo prohibido sabe genial.
Cuando somos unos niños pequeños, nuestras madres nos
empiezan a prohibir cosas, “No hagas esto” “No hagas lo otro” y nosotros que es
lo que hacemos?? Exacto! Hacemos todo lo contrario, está en nuestra naturaleza,
la clandestinidad se apodera de nosotros. Somos rebeldes por naturaleza, basta
que nos digan “No!” para pensar “Siiiiiiiiii”.
Una prueba de ello, son los letreros esos tan rojos y
llamativos, en letras enormes y mayúsculas que pone “NO TOCAR EL BOTÓN” upss,
pues lo toqué, soy una chica mala, si no hubieseis puesto nada de carteles ni
se me ocurriría pulsar el botón, eso es así, lo haceis a posta.
Como en casi todos mis post, esta situación se puede
trasladar a las personas, si ,si, a las personas que están prohibidas, es
decir, a las que tienen novias o novios o simplemente están solteros pero son
unos “sex boom” y son prácticamente
inalcanzables.
¿Cuál es el mayor amor que existe? El amor que todos sabemos(
aquel que ya sea porque los padres no quieren, por ser de razas distintas, de
sexo distinto o porque hay una gran distancia que los separa) es imposible.
Millones de relatos a lo largo de la historia, “Romeo y Julieta”, “Tristán e
Isolda”, “Paris y Elena”… son amores tan románticos, rozando lo prohibido, lo
que no se puede hacer, y aún así el amor vence… qué bonito y tentador.
Toda adolescente sueña con eso, con un amor trágico y
verdadero, pero lo que no saben es que lo que de verdad quieren es ser
rebeldes, luchar contra toda contradicción de los padres o familiares, es como
un juego, travieso y seductor.
Luego está el increible “Sexapill”
de las personas que tienen pareja, esto es ley de vida. El dicho “culo veo
culo quiero” está de moda ahora. ¿Nunca os ha pasado que un chico o una chica
normalita os resulta de pronto atractivo o completamente irresistible? Oh, ya
creo que sí. ¿Por qué sucede esto? Simplemente porque están pillados, es la
prueba de fuego, pensamos, si lo consigo será mío y solamente mío. Es como el
anillo de la pelicula de “El Señor de los Anillos”, es mi tesoro… Como una
camiseta vieja de la que no echábamos cuenta hasta que se la pone tu hermana,
no son celos, simplemente obsesión. Esto les pasa tanto a las chicas como a los
chicos, y es que la gente con pareja tienen un “nosequé queseyo” que nos
vuelven locos, están radiantes, seguros de si mismos y lo mas importante, es
fruto prohibido, reluce tanto como la manzana de “Blancanieves”, sabes que si
la muerdes será tu fin, pero aún así lo haces. La adrenalina se dispara. En
cuanto la pareja corta es el momento de que vayan a ligar, porque como se les
pongan la cara de soltero… oh oh, la han liado, pierden todo el encanto.
Lo mismo sucede cuando un solo chico se fija en ti, estás
contenta y superfeliz, cuando de repente llega otro que también se declara, y
otro, y otro, y otro, ¡¿Pero esto que es?! Llegas a enloquecer, porque ninguno
son feos, y encima buenas personas,
agradables, sexys, y todos detrás de ti…aunque te sientes poderosa y deseada
también te vuelves vulnerable, porque no sabes a quién elegir, quién será tu
principe azul. En cuanto te decides esa persona se aleja y piensas “bueno,
tengo a mas chicos de repuesto”, no os engañeis, si se aleja uno se aleja los
demás, eso es automático y te vuelves a sentir sola y triste, con lo que
vuelves a ser fea.
El ser humano es caprichoso, si lo tiene uno el otro lo
quiere, si a uno le gusta al otro también, ¿Eso es bueno? Por supuesto que sí,
es lo que nos distingue de los animales, nos hacen ser apasionados e indomábles.
En cada uno de nosotros hay un pequeño niño dentro, que sale
de vez en cuando, que intenta lo imposible por conseguir lo que quiere y
necesita, en nuestra mano está complacerle o retenerlo, pero nunca, nunca,
nunca te digas a ti mismo “no! Que está prohibido” porque entonces no podrás
retener a tu yo niño y tocaras ese botón que pone “NO TOCAR”, sentirás ese
deseo de morder aquella manzana, querrás tener ese fruto prohibido.